domingo, 30 de septiembre de 2007

No hay voz.


Es dificil respirar cuando el aire está lejos,
el cielo escucha el sonido de mis gritos en silencio.

Las paredes impiden avanzar,
y ya no quiero seguir de pie,
ni retroceder o esperar nuevamente
que la aurora me entregue angustias al amanecer.

El cemento jámas volverá a ser tierra para recorrer,
mi resistencia deja de ser,
y es así como comienzo a desfallecer.

lunes, 24 de septiembre de 2007

"Microbeso de versos"




Ha aniquilado mis labios!,
y el querer seguir con su piel...
Insignificante deja de ser destrozarlo,
porque insignificante es...

Lo quiero?, lo dejo?
... lo abrazo y lo beso!.
Lo odio?, lo amo?
Lo muerdo a pedazos!.

Tal vez lo destruya,
... no puedo!
La sal es azúcar y
mis ojos una gruta.

Soy parte de sus costillas,
pero no de sus besos.

Aunque el rocío de mis ojos
siga preso,
conservaré feliz,
esta arraigada raíz,
que aún quebra mis huesos.

sábado, 15 de septiembre de 2007

Contigo.


Viviré en la dulzura,
la tuya,
la mía,
la nuestra,
la que creamos,
la que creaste,
la que creé.
Juntos siempre,
bajo la infinidad,
absoluta,
inmensa,
misteriosa,
impredecible,
bajo nuestro cielo,
bajo nuestro sol.

Abismos en los ojos.


Luciernagas infinitas
abruptamente irrumpen el vacio mortal
y abismante.

Fúnebre palpitar, lluvia seca...
Sensación terrenal...
Sonoros, armónicos y místicos,
dulces delirios,
agrios de ausencia.

Mutilante silencio, tras éste ligero oleaje
borra esta demoniaca tempestad.

Agonía.


… Nunca se entiende un sueño más cuando se quiere a un ser humano, despacio, muy despacio y sin mucha confianza.

… Por ti he sabido yo cómo era el rostro de un sueño: sólo ojos.
… He sabido por ti de que color es la sangre de un sueño. Yo la he visto cuando un día le abriste tú las venas escapar dulcemente, sin prisa, como el día más hermoso de abril, que no quisiera morirse tan temprano y se desangra, despacio, triste, recordando la dicha de su vida: su aurora, su mañana, sin rescate.


… Y por ti he visto lo que nunca viera: el cadáver de un sueño.
… Lo veo, día a día, al levantarme, aquí en mi cara.
Me lo siento en las manos, enormes fosas llenas de su falta.
Está yacente: tumba le es mi pecho. Me resuena en los pasos que van, como
Viviendo, hacia mi muerte.


…Ya sé el secreto último: el cadáver de un sueño es la carne viva.
…Pero ya, antes de ser un cadáver de un sueño. Por ti sabré, quizás, cómo viviendo se resucita aún entre los muertos.